21.10.05

 

100 Balas: You woke up this morning, got yourself a gun...

Imagina que la vida te diera la espalda. No es tan difícil, cada minuto que pasa le sucede a alguien, mientras lees estas líneas alguien acaba de tirar su vida por la borda, no te sorprendas, hay cientos de formas de hacerlo, tomas una mala decisión, te dejas llevar por los nervios, confías en quien no debes o simplemente estás en el lugar equivocado en el momento equivocado, no importa, sólo hace falta una mala tarde para que todo lo que llamas vida se convierta en historia.

Imagina que vives sin esperanza ninguna, imagina que te has establecido en un barrio detestable, imagina que estás atado a un trabajo que odias pero que es lo único que tienes. No es tan malo como piensas, a todo se acostumbra uno, incluso a vivir sin esperanza, a buscar consuelo en los bares, y a aceptar que todos los días a partir de ahora serán iguales.

Ahora imagina que un día te cruzas con un anciano, un tipo elegante, alguien que de ninguna manera encaja en el barrio. Tú no lo conoces de nada pero le prestas atención y él te la devuelve, se sienta contigo y te dice lo que siempre has querido oír que la culpa de lo que te está pasando no es tuya. Posiblemente no sea la primera vez que oyes eso, es probable que te lo hayan dicho las monjas del hospicio, o la asistente social, o quizás algún compañero de borrachera en un momento en el que se puso tierno, de hecho lo más fácil es que lo hayas escuchado tantas veces que esa frase no signifique ya nada para ti. Pero esta vez es diferente, este tipo te llama por tu nombre (¿cuando se lo dijiste?), este tipo parece muy seguro de sí mismo y lleva un maletín, un maletín que él dice que te pertenece, un maletín que contiene pruebas irrefutables de que lo que dice es verdad, tú no tuviste la culpa, la tuvo otro, alguien con nombre, apellidos y una dirección postal, alguien con cara, alguien que se da la gran vida mientras tú te pudres en el arroyo, imagínalo, sólo por un instante, de repente todo tu dolor tiene sentido pero no el que a tí te hubiera gustado.

La impresión de descubrirlo todo te mantendría en estado de shock, es normal, es humano, pero tarde o temprano fijarías tu atención en la pistola que hay en el maletín, una pistola grande, pesada ( o al menos a ti te lo parece), acompañada de cien balas, el anciano te dice que son tuyas, que están limpias, que son irrastreables, cualquier poli que encuentre estas balas parará de inmediato su investigación, tienes carta blanca para hacer lo que quieras, no habrá consecuencias por lo menos para ti. Imagínalo, sólo por un instante, de repente te levantas una mañana y tu dolor tiene un origen y tú tienes una pistola para extirpar ese origen como si de un tumor se tratara. ¿Puedes imaginarlo? ¿Sí? Pues entonces ya sabes cómo se sienten los personajes de 100 Balas.

La novela negra hecha cómic

La escena que acabas de leer se repite con asiduidad en 100 Balas, el agente Graves, el anciano del que hablabamos en la introducción, llega a una ciudad y se cruza en la vida de un personaje, normalmente un perdedor, cuya vida habrá cambiado radicalmente, y no necesariamente para mejor, cuando el misterioso anciano abandone la ciudad. Este original punto de partida pemite a la serie gozar de una variedad argumental atípica en el género negro. Sí, siempre hay gangsters de poca monta, hombres y mujeres duros dispuestos a abrirse camino contra todas las dificultades, y una premisa común, Graves y su maletín, pero cada persona es un mundo, cada una tiene sus problemas y su particular visión de lo que debe ser la venganza y la justicia. Esta variedad convierte a 100 Balas en una serie de género negro que gusta a los que normalmente no se sienten entusiasmados por este tipo de historias.

Seguramente a estas alturas pensarás que te estoy intentando vender la moto, porque por mucho que te enumere las virtudes de la serie toda la historia se cae por una sencilla cuestión, ¿de donde saca el anciano esas "balas mágicas"? Y ¿por que iba a querer nadie ir dando a desconocidos la oportunidad de vengarse?

Un puzzle dentro de otro puzzle

En 100 Balas no se habla mucho del tema, los personajes que saben la respuestas a esas preguntas no las comentan, algunos porque lo encuentran tan lógico y normal que no sienten la necesidad de mencionarlo en voz alta, otros porque simplemente tienen miedo de lo que oculta esa respuesta. Lo cierto es que una vez hubo un personaje que se hizo esas mismas preguntas, y que se acercó bastante al misterio que rodea al agente Graves, pero un día hizo la maleta, se marchó de los Estados Unidos y ahora vive a medio mundo de distancia, solo y farfullando extrañas teorías sobre la historia oficial del país que le vió nacer.

La serie creada por Brian Azzarello y Eduardo Risso es uno de esos sabores fuertes que al principio no entran bien en el cuerpo pero que a medida que vas probándolos te van atrapando, pero aún así no está hecho para todos los paladares. El ritmo de la serie es, en demasiadas ocasiones, extremadamente lento y exige que el lector vaya aparcando sus dudas entorno al misterio que se ve a lo lejos para disfrutar del carrusel de personajes y situaciones que pasa por la serie, teniendo que hacer, en ocasiones, auténticos actos de fe para confíar en que esos arcos argumentales en los que aparentemente no pasa nada tendrán una relevancia especial más adelante.

El lector de 100 Balas no empieza a entender las motivaciones de Graves hasta el segundo arco argumental de la serie, pero cada pista que se encuentra en su camino lleva a más preguntas, y las piezas del puzzle no sólo no se presentan precisamente ordenadas sino que a veces están convenientemente ocultas, y esa es una de las cosas que han hecho grande a esta serie; ir descubriendo que gran parte de los personajes están conectados por un complejo patrón o que algunos de los protagonistas de los arcos que encontraste más flojos reaparecen números después para jugar un papel importante en la trama convierten la lectura de 100 Balas en una original experiencia.

Adentrarse en el mundo de 100 Balas es descubrir un mundo de ambiciones, traiciones y conspiraciones que alcanzan a las más altas esferas, un mundo tan idéntico al nuestro que uno no puede acercarse a la oscuridad que esconde bajo su capa sin sentir, aunque sea por un momento, la preocupación sobre si eso mismo no estará pasando ante nuestras propias narices.

Sobre la edición española

100 Balas ha sido editada por Norma Editorial primero en formato prestigio ( que agrupaban dos o tres números USA por volumen) y después en tomos. La edición de Norma ha llegado hasta el número 50 USA punto desde el que Planeta retomará su edición, así que no es recomendable acercarse a ella si no estás dispuesto a emprender aventura de hacerte con un buen número de ejemplares atrasados. De todas formas Planeta ya ha anunciado su intención de reeditar la colección desde el principio a razón de dos episodios USA por número español.

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